sábado, 25 de octubre de 2014

Linda noche de tertulia ....LA IDENTIDAD CULTURAL SALVADOREÑA



La Identidad cultural salvadoreña

Una persona tiene derecho a conocer su pasado para defender su identidad”

La cultura salvadoreña está formada de una diversidad de tradiciones orales y prácticas
Libros liberados esta noche de tertulia!
Recibimos a nuestro selecto publico con una Shuquiada ofrecida por los miembros del club!
 

 

















Nuestra identidad Cultural es relativa e histórica y a lo largo del caminar del pueblo se ha ido enraizando en su espíritu, en su corazón y su vida cotidiana, todos los que haceres que se han ido arraigando en la vida de las comunidades, a eso le llamamos LAS RAICES CULTURALES, todos esos conocimientos que han ido enriqueciendo nuestra vida, nuestra pluralidad, nuestra individualidad, hacen que afinquemos profundamente nuestra IDENTIDAD SALVADOREÑA a pesar de no vivir en el terruño.




 Las tradiciones orales, como las leyendas, los cuentos, los mitos, los valores cívicos, el mismo lenguaje y las tradiciones prácticas como la música, la danza, la religión, las creencias, el arte culinario, los juegos infantiles, son la herencia cultural, que traemos desde nuestros ancestros Pipiles, Mayas o Lencas que vamos pasando de generación en generación y de la que estamos muy orgullosos y anhelamos heredarla a nuestra descendencia, acá muy lejos de ese suelo que nos vió nacer, pero que nos ha legado sus costumbres y sus tradiciones que se han ido transformando conforme pasa el tiempo y adquiriendo otras en las diversas etapas de la evolución histórica del país.


La IDENTIDAD SALVADOREÑA la podemos reconocer enmedio de todas las otras culturas latinoamericanas, aunque los pueblos que tenemos un denominador común en nuestros ancestros mesoamericanos, tenemos muchos aspectos culturales similares, particularmente en lo que respecta a la agricultura, la alimentación a base de maiz y frijoles y a las creencias mitico-religiosas.

miércoles, 1 de octubre de 2014

AUTORA DEL MES DE OCTUBRE 2014 - Rebeca Henríquez

AUTORA DEL MES DE OCTUBRE 2014
Rebeca Henríquez

Los cultivadores de literatura infantil son contados con los dedos de las manos. En su gran mayoría los escritores piensan en un público lector adulto. Novela, poesía, cuentos, están pensados en un lector con capacidad de adquirir y leer un libro. En el pasado –por lo general- los autores de literatura infantil han sido autoras. Y es que estados como la maternidad, el instinto maternal desde pequeñas, permiten que las grandes escritoras de este género sean mujeres.
La coordinación de Letras, de la Dirección Nacional de Artes, se complace en presentar como autora del mes de octubre, a una autora a quien la poesía infantil le brota por los poros. De la forma más natural nos ubica en un espacio y un tiempo en el que sólo cabe el infante que mira al mundo como el solo lo sabe mirar. Y es que los adultos perdimos esa magia de ver volar caballos, sumar lunas en la almohada y hacer con todos los luceros el gran lucero de la noche. Su nombre: Rebeca Henríquez.

Rebeca Henríquez nació el 18 de octubre de 1982 en San Salvador, El Salvador. Escritora y Arte Educadora.
Estudió Licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Universidad de El Salvador.
Además, posee formación en literatura y arte:
Diplomado en Educación Artística. Universidad Dr. José Matías Delgado.
Taller de escritura de Literatura Infantil. Antonio Orlando Rodríguez. Fundación Accesarte/ Fundación Cuatro Gatos.
Taller de Literatura Infantil “Los niños no son tontos”. Bianca Estela Sánchez. Centro Cultural de España.

Ha obtenido los siguientes reconocimientos:
* Premio Único en los IXX Juegos Florales de Usulután en el género de poesía. Certamen Nnal para jóvenes, 2011.
* Finalista del I Premio Internacional de Poesía “Carlos Ernesto García”, 2011.
* Premio Único en los XX Juegos Florales de Usulután en el género de poesía. Certamen Nnal para jóvenes, 2012.
* Premio Único en los XVII Juegos Florales de La Unión en el género de poesía infantil. Certamen Nacional, 2012.

Parte de su obra ha sido publicada en:
Antología de poesía joven salvadoreña “Las otras voces”. Dirección de publicaciones e impresos de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, 2011. El Salvador.
El verano aventurero. Poesía infantil. Colección Juegos Florales Vol. 8. Dirección de publicaciones e impresos de la Secretaría de Cultura de la Presidencia. 2013.
Aún permanece inédito:
En el año del error. Poesía, 2013.
Kiro. Álbum infantil, 2013.
Lagartijas de nubes. Poesía infantil, 2014.
Vidas irremediables. Cuento, 2014.




SELECCIÓN POÉTICA de Lagartijas de nubes


Poema de bienvenida
En mi casa hay ricos dulces.
En tu casa,
¿Qué habrá?

En mi casa hay calcetines.
En tu casa,
¿Qué usarán?

Voy a casa en mis patines.
A tu casa,
¿Cómo irás?


Los seres que nadie veía

La primera vez que los
vi, yo estaba en el recreo,
merendaba mi manzana
y volví a ver hacia el cielo.

¡Un zapato allá en las nubes!
Yo grité con desespero.
¡Por encima de aquel árbol!
Que señalé con mi dedo.

Ninguna de mis amigas
logró ver lo que vi a tiempo;
es que fue sólo un instante
y no sé si me creyeron.

Con la mirada hacia arriba
vigilando el firmamento
anduve toda la tarde
esperando poder verlo.

Y llegó la noche negra,
y la luna como obsequio;
vi pasar frente a su luz
dos sombras como dos perros.

¡Dos perros hay en la luna!
Yo grité con desespero.
¡Con sus lenguas salivosas!
Que señalé con el dedo.

Ni mi tía ni mi abuela
lograron verlos a tiempo;
es que fue sólo un instante
y no sé si me creyeron.

Por fin, puesta la pijama
miré de nuevo hacia el cielo;
entonces vi una araña
que veloz iba corriendo.

¡Acaso eso fue una araña!
Yo pensé con desaliento.
¡Hilvanó la inmensa nube!
Que miré con gran recelo.

Me senté sobre la hamaca
y mamá llegó al encuentro.
Lo que pasó en un instante,
mejor ya ni le comento.


¡Cuidado!

Una piscucha es como un avión
que piloteada por un altanero
termina siempre en un arpón.

Una piscucha es como un haragán
que si te pasas de pendenciero
su vuelo nunca levantará.

Una piscucha es como un patín
que si el viento es de aguacero
te arrastrará hasta un confín.

Una piscucha, es mi corazón
que si lo regañas o lo desmientes
un enrejado será su mansión.


Lagartijas de nubes

¿Y ya las has oído?
Suenan a cualquier hora.
Aunque no las he visto,
conozco cada estrofa.

Debajo de un reloj,
se esconde la mayor.

Detrás de la cocina,
se oculta la chelita.

En medio de un juguete,
la viejita se duerme

Y cuando hago pipí,
rehúye el bailarín.

de El alma es una sola
La isla
Bajo la arena cobriza,
está mi hogar.

Medusas radiantes son mis ojos,
algas crispadas ondulan mi cabello,
recios mangles son mis piernas,
y anguilas cimbreantes mis obstinados brazos.

Mi nombre es una isla pronunciada
por delfines ancianos.
Mis labios son un sendero buscado por las gaviotas.
Mi alma, el arrecife de coral
que se extiende bajo la sombra
de los días antiguos.

Aquí reconozco mi nombre
en el rastro de los cangrejos;
a mi cuerpo, en la negrura del mar.

Para entender la vida veo el acantilado.
Para entender la muerte, me inclino
sobre la espuma disuelta por el sol.


El destino

Pronto olvidaré el mar y sus cuevas;
los fosos insondables donde muere el rumor del colibrí.

Olvidaré el metal, el asfalto
y esa inmensidad de brea que ahoga la hierba
bajo la luz.

Olvidaré la tormenta
y el sonido de la tormenta;
esos escombros de cielo
cayendo contra el piso,
esos fragmentos
en el temblor de la memoria.

Olvidaré el origen de las cicatrices
y la ceguera
y el trance de los puentes y los confines
y el alba y el crepúsculo.


Y en esa plenitud de olvido
procuraré restaurar
lo que aún palpita.


El pacto
El día en que nací
un niño recorrió mi piel.
Venía acumulando las caracolas de las playas,
los tambores de las montañas,
y las historias forjadas
por el viento y la noche.

El día en que nací
los templos y las flores
fueron a mi encuentro,
guiados por tropel ceniciento de mis padres,
y por las lágrimas de mis abuelos
que brotaron en un valle
y cayeron en el mar.

El día en que nací
los dioses fundaron un país.
Sobre un templo cubierto de hiedra
se erigió un gobernante,
un regente que mis ojos reconocieron
como el fuego reconoce la pira.
Me convertí en su himno,
mi rostro fue su bandera
y mi manos entrelazadas
le labraron un escudo hermoso
en un lento amanecer.


Teleférico

I
Mis ojos soberbios penden de una compuerta
hacia la hondura de la ciudad,
sus aposentos yacen como un dibujo en relieve
sobre la tierra ácida después de la tormenta.
Suelto mis peinetas y vierto la espuma
del océano que albergo en mi cabello.
Millares de peces tornasol,
en lugar de precipitarse hacia el abismo,
planean como oscuras aves
sobre un frío alud de nieve.