RICARDO LINDO
Autor de Julio 2016
DATOS BIOGRÁFICOS
Ricardo Lindo Fuentes nació el día 5 de febrero de 1947, en San Salvador, (El Salvador), en el seno de una familia media, con especial preocupación por los temas culturales.
Al ser su padre diplomático de carrera, desde muy pequeño le tocó conocer mundo. Alrededor del año 1952 la familia se traslada a Santiago de Chile, y desde pequeño destaca por su desbordante imaginación, y la forma de expresarse. Así, por ejemplo, habla de "la abuelita de largas trenzas y canas negras", al referirse a la abuela paterna, quien tenía una hermosa cabellera blanca. Comenzó su interés por la literatura a la edad aproximada de 10 años, mientras estudiaba en un colegio chileno, donde pudo publicar algunos versos.
Sobre el año 59, la familia se traslada a Bogotá, Colombia. Esto implica fuertes cambios en su vida, empezando por un nuevo país, colegio, amigos... Además, según recuerdan los implicados, la hermosa y gran casa donde vivió la familia, era muy barata porque ¡estaba embrujada! hay muchas anécdotas alrededor de esa mansión.
Un año y medio después, regresan a El Salvador, viviendo primero en Santa Tecla, y luego en San Salvador, donde termina sus estudios de bachillerato en el Externado San José.
Viaja a Madrid, donde realiza estudios de Filosofía y Publicidad, y puede disfrutar del Museo del Prado y todas las importantes pinacotecas de la Villa. Termina su formación superior en París, con estudios de Psicología en la Sorbona, aprovechando también la oportunidad de conocer sus museos, y de participar en la animada vida cultural del barrio latino.
Nuevamente en El Salvador, empieza la parte más fecunda de su labor, siempre vinculado a los ámbitos creativos literarios y pictóricos. Ha trabajado como director de la revista ARS, en distintas épocas, fungió como director de la Sala Nacional de Exposiciones y Director Nacional de Artes del MINED, de igual forma ha ejercido la docencia como catedrático universitario y como docente del CENAR. Es un excelente traductor.
Nombrado en 1970, Agregado Cultural en la Embajada de El Salvador en Francia y miembro de la delegación ante la UNESCO.
Viajó a Ginebra, Suiza, en 1974, donde fue nombrado colaborador en la Misión salvadoreña ante las oficinas europeas de la ONU.
Es asimismo pintor y ha realizado varias exposiciones individuales y ha participado en algunas colectivas.
Como Investigador Institucional participa en una investigación sobre la pintura prehistórica, en el Departamento de Morazán. También realiza investigaciones sobre la música y los cuentos tradicionales, que pasan de generación en generación, para poder conservarlos.
OBRA PUBLICADA:
Narrativa
· Equis, equis equis (XXX), 1968
· Cuentos del mar, 1987
· Lo que dice el río Lempa, (Clásicos Roxsil), 1990
· Tierra, (CONCULTURA), 1996
· Cuentos y leyendas de amor para niños, 1998
· Arca de los olvidos Antología,1998
· El canto aún cantado, 1999
· Cuscatlán de las aguas azules, 2001
· Oro, pan y ceniza (Editorial Lis), 2001
· Cuscatlán aux Bleues, 2003
· Sigue vivito y coleando, 2014
Teatro
· Ajedrez, 1984
· El nacimiento de la flor, 1994
· Historia del barco embrujado, 2000
· La burra de Suchitoto, 2002
· 400 ojos de agua, 2003
· Tía Bubu, Tita y Lipe en el reino de Epaminóndas, 2004
· El asesinato de Oscar Wilde, 2007
· Prudencia en tiempos de brujerí, 2009
· Versión del Lazarillo, 2009
Poesía
· Rara avis in terra, 1972
· Jardines(dos publicaciones con dibujos de Salvador Choussy) 1981 y 1983
· Las monedas bajo la lluvia, también con dibujos de Salvador Choussy, 1985
· El señor de la casa del tiempo, Serviprensa, 2004 y Centroamericana, 1988
· Injurias y otros poemas, publicado por "La Luna Casa y Arte", con ilustraciones de Beatriz Alcaine.
· Bello amigo, atardece, 2010
Ensayos
· La pintura en El Salvador impreso en la Dirección de Publicaciones, Ministerio de Cultura y Comunicaciones, 1986
· Morería de papel, 1989
· El esplendor de la aldea de arcilla, 1991
· Las estrellas y las piedras (escrita junto con Edgardo Quijano. Impreso en Dirección General de Publicaciones e Impresos,1992
MUESTRA DE SU OBRA
CANTO DE LOS ABUELOS
Ya habrá tiempos de paz,
Ya habrá tiempos de vida
Cuando pasen los días
Aciagos.
Otros serán los días,
Otras las glorias
Y acaso sean
Otras también
Las miserias.
Pero un gran pueblo surgirá
De obras rientes y fuertes,
Un moreno pueblo por las tierras
Que un día amamos
Nosotros
Los que nos vamos.
XIX
Esta noche
En la noche,
Lo incierto
Del camino abierto, rutas
Hacia horizontes que en otros horizontes se resuelven,
Por montañas,
Por mares,
Pinos,
Bosques de gravedad,
Después pinos ya mástiles,
Bosques de velas en vez de hojas.
¡Zarpad,
zarpad navíos!
Luz de una nueva madrugada,
Ven ya mañana a coronar de olas
La frente en Dios y en la luz del sol quemada.
LUNA
Pozo de las estrellas,
Lago quieto que avanza
En la casa del aire
En las manos del agua,
Plato donde la luz está servida,
Suspendida nodriza de los sueños.
LLUVIA
I
Está lloviendo en toda la superficie del aire,
Y es como el nacimiento de la muerte,
Que ama envolverse en las olas de la altura.
El lago late bajo el agua del aire,
Porque descienden las nubes con su gran verdad
Para escribir su superficie azul.
Quieto, tomo una taza de café.
Ya estoy tan lejos de mí mismo,
Y me he ido volviendo tan pequeño,
Que espero borrarme pronto de todas las memorias.
II
De la maravillosa altura cae el agua,
Plata gris de lo alto,
Que viene a enriquecer el sueño del volcán dormido
Junto al lago.
Inmóvil y sereno como un patriarca de la Biblia,
El antiguo volcán instala su silenciosa soledad
Y cae el agua.
“La paz es una de las formas del olvido”
piensa, y vuelve a dormirse en la gran lluvia gris,
mientras envuelve su cabeza entre las nubes,
que guardan el oro súbito de un rayo.
EL SEÑOR DE LA CADA DEL TIEMPO
I
Una campana mueve el aire,
Y hay panes, peces, y una copa de vino sobre la mesa.
Alguna vez alguien creyó en un día que nunca acabaría
(y no sabemos si eras tú o era yo)
hecho de juventud, belleza y gracia.
El sol alumbraría para siempre la heredad
Del infinito jardín pequeño.
No sabíamos que estaba por delante
El vino de los días amargos.
Para una mariposa.
Trae un mensaje del jardín que un día creímos visitar.
Mueve Jesús el aire que rodea
La alta campana de bronce,
Y el áspero cordón raspa su mano herida.
Construye otra palabra,
Otra forma de vida,
Mientras baja las gradas de piedra del campanario,
Cubierto de estameña,
Y su humor no es alegre,
Sino silenciosa,
Alta,
Dulce conciencia.
II
Pero cómo habríamos de permanecer aquí,
Junto a lo que es bello,
Los hermosos cuadros del pintor,
La bella copa labrada,
Las flores del jardín.
El viento ha esparcido cenizas en mis cabellos,
Y en la planta que sube oigo la voz
Del viejo amigo muerto.
El día naciente también debe morir.
Tendrá que trabajar como el amigo,
Y dar hojas y frutos y semillas.
Después se refugiará en el crepúsculo,
Como se ha refugiado el amigo
En la honda tierra.
III
Ceniza, lluvia, vino,
Algo latía en los dormitorios de la ausencia.
El rostro de las aguas recogía
Un alto pino ingrávido,
El eco de una nube que pasaba,
Y ese pino del agua y esa nube
Que no consignaría libro alguno,
De sueño estaban hechos.
CANTO DEL REY
En la edad temblorosa
Horas de agua
Que iban al pasado.
Y el rey pide su pipa y sus sandalias
Pues quiere ver el fuego de la tarde.
Lentas horas
Y un vino mágico bajo los árboles
Venido de la fuente de la gracia.
Y el rey pide su viejo libro
Y traen las doncellas
Fuentes llenos de estrellas y de peces extraños,
Hijos de las constelaciones.
Y dice el rey:
“Quiero beberme esta tarde como ninguna,
Como si fuera la última
Y después
No hubiera otra”.
LA PRINCESA Y EL MENDIGO
Y después de unos días sobre la hierba
Vinieron emisarios de un reino lejano
A preguntar por la princesa de anteojos de carey
Que tenía un abanico de plumas.
“Princesa de los ojos muy verdes,
Nuestro lejano rey te envía estos presentes”.
Y extraen finas sedas orientales recamadas de oro
Y collares de piedra misteriosas.
“Decid al rey
-Dice ella-
Que son bellas sus sedas,
Bellas su piedras sombrías engarzadas por orfebres
Magníficos,
Pero mi corazón pertenece a un mendigo
Que no tiene nada más que un puñado de arroz”.
CANTO DEL MENDIGO
Mi canto no será grabado en un libro de estampas,
No será recordado por las generaciones.
No soy noble ni grande
Pero amo a una princesa.
LA PRINCESA EN LA TARDE
“¡Ah! –dice la princesa que abre un libro de estampas-
¡Qué ella fue la tarde de aquel día lejano!”
Pero no ve el fulgor que se hunde tras las montañas
Y no escucha las aves que,
En torno a ella,
Cantan.
CANTO DEL BUSCADOR DE PERLAS
Si encuentro una perla para la princesa
¿Cómo será?
Quiero que sea pura como su frente
Para que brille como una estrella en el negror de su pelo.
CANTO DEL ESCRIBA
Alabaré tus manos tímidas, doncella,
Y tus dos pies descalzos,
Tu cabellera, hija de la noche,
Tu mirada de ma.
Pero, entre los cantos de la tarde,
Cuando vagas entre las columnas del palacio de tu padre,
¿Cómo alabar tu corazón cuyo secreto desconozco?
CANTO DE LOS NIÑOS
Conocemos este río como palma de nuestra mano.
Hemos nadado tras los navíos del rey,
Hemos cortado cañas de pescar
Y hemos conocido en la tarde el rumor de las hojas,
Y nuestra infancia llena el reino
Como el verdor de las hojas la estación de las lluvias.
CANTO DE LA REINA
Desde las rosas habla mi corazón
Pues ya he muerto
Los pintores pintaron mi imagen con colores vistosos
En los códices,
Los poetas hicieron loas fúnebres en mi honor
Y después, lentamente,
Todos me fueron olvidando.
Pero yo hablo desde las flores.
Mi reino es más sutil.
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